Fernando Fischmann

Tecnología, ¿aliada o enemiga de la sustentabilidad?

31 Marzo, 2022 / Artículos

Artículo recomendado de Forbes México

De acuerdo con un estudio de Greenpeace, si el internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo.

A raíz de la pandemia, la frase “transformación digital” se ha sobre-utilizado, apareciendo en cada programa que escuchamos, así como en las múltiples notas y columnas de opinión que leemos. Hoy, más que nunca, hablamos de la aceleración en el ritmo de adopción de la tecnología para mejorar el desarrollo de organizaciones, personas, comunidades y países; en esencia, cómo, a través del mundo digital e internet, se intercambian productos y servicios.  

Antes de ahondar más en el tema, me parece importante compartir la diferencia de los términos “sostenibilidad” y “sustentabilidad”.  El desarrollo sustentable implica hacer un uso correcto de los recursos actuales sin comprometer los de las generaciones futuras. Esto significa que los procesos sustentables preservan, protegen y conservan los recursos naturales actuales y futuros. Por otro lado, la sostenibilidad contempla todos los procesos humanos (sociales, educativos, culturales, económicos, etcétera) que, en un ambiente de equidad y globalidad, buscan el desarrollo y bienestar equitativo de las personas cuidando el medioambiente.  

No hay que perder de vista que toda acción tiene un impacto y el mundo de la tecnología no es la excepción. Por ello, hay que ver las dos caras de la tecnología ya que, para la sustentabilidad, ésta es tanto una aliada como una enemiga. Sobre esto, elaboro más al respecto.

Sin duda, la tecnología es la respuesta para el desarrollo económico, comercial y educativo. Sin embargo, de acuerdo con un estudio de Greenpeace, si el internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo.[1]

Año con año, compañías como Netflix[2] y Amazon[3] implementan estrictas políticas para ser más y más sustentables en cuanto al manejo de recursos naturales. Sin embargo, un estudio del think tank The Shift Project[4] señala que el video bajo demanda –servicio que ambas empresas ofrecen a través de las plataformas Netflix y Prime Video– equivale a más de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono anualmente, lo que representa cerca de 0.3% de las emisiones a nivel mundial. En un primer momento, lo anterior podría resultar alarmante considerando que este mercado tiene una tasa de crecimiento anual compuesta de 9.6%[5]

Porque, claro, esto no solo involucra a las compañías como proveedoras, si no a nosotros como usuarios. Así pues, esto nos lleva a preguntarnos, comparado con hace unos años, ¿cuántos aparatos uso que consumen energía eléctrica? ¿Cuántas plataformas de colaboración electrónica y videoconferencias me acompañan en mi día a día? ¿Qué tanto uso plataformas de streaming? ¿Cuánto ha avanzado mi consumo de energía eléctrica gracias a los avances tecnológicos?

Ante este panorama es normal preguntarse, si de verdad la tecnología implica tanto consumo de recursos ¿cómo puede mejorar la sustentabilidad?

Un primer ejemplo sería el uso de la Inteligencia Artificial. En varios países, ésta se emplea para poder incrementar la producción de energía eléctrica con lo que se conoce como energías limpias, debido a su origen en recursos naturales; por ejemplo, la energía eólica o la energía solar. A su vez, a raíz de la implementación de leyes y políticas, otras naciones han avanzado significativamente en una cultura de uso de estas fuentes de energía. Lo anterior implica que, aunque exista un incremento de consumo de energía eléctrica, la tecnología está ayudando a que sea posible generarla con recursos con menor impacto ambiental y, por lo tanto, sea más sustentable.

Otro ejemplo de un maravilloso uso de la tecnología es en la agricultura. De acuerdo con información proporcionada por Netafim[6] en su portal, 70% del agua dulce del planeta se emplea en la agricultura y, considerando que la huella hídrica per cápita es de, aproximadamente de 5,500 litros, podemos imaginar lo elevado que se traduce ese porcentaje en litros. Es aquí donde entra la agricultura de irrigación, que usando la tecnología y debido a su alta precisión en lo que respecta a la distribución del recurso hídrico, permite un ahorro de hasta 50% de agua a la par que incrementa la productividad de un cultivo entre 30 y 50%. Es decir, menos agua y más comida.

Aprovechar al máximo los recursos naturales, crear mecanismos que permitan un máximo aprovechamiento del agua, eliminar todas las emisiones de carbono operativas heredadas[7] o generar herramientas que nos permitan conocer nuestra huella de carbono[8]; todas estas son respuestas a las que las empresas han llegado para lograr un desarrollo más sostenible. He ahí la clave: asumir el compromiso de hacer algo, encontrar soluciones y aplicarlas a la brevedad posible. 

La humanidad atraviesa por un momento crítico, sí, pero puede que la solución esté más a nuestro alcance de lo que creemos. Todavía hay trabajo por hacer, pero la posibilidad de un desarrollo sostenible es cada vez más posible gracias a la tecnología.

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