Fernando Fischmann

No permita que la innovación se convierta en una carga

31 Marzo, 2017 / Artículos

La innovación, como muy seguramente usted ya se ha dado cuenta, no es fácil; porque si lo fuera dejaríamos probablemente de hablar de ella. Ésta requiere de un arduo trabajo, de disciplina y de perseverancia para afrontar todos los baches y negativas del camino. El problema, es que la forma en que se desarrollan los proyectos en las organizaciones de hoy, tampoco da espacio para la toma de riesgos y para generar una motivación tal que genere compromiso.

De hecho, son muchas las empresas que he encontrado en la que se tiene cierta fobia a la innovación debido a historias pasadas de fracaso, o a estructuraciones de procesos tan rígidas, que convierten a la innovación en una carga que se debe llevar por un largo proceso burocrático, para luego recibir un no rotundo. En otras palabras, se percibe como una carga innecesaria que en últimas conlleva a una inminente pérdida de tiempo y de energía.

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Para cambiar esto, se hace necesario que veamos la situación desde otro enfoque, pues como dice Roger Martin, “la lógica que usamos para entender el mundo como es, interfiere en el proceso de entenderlo como debería ser”. Aterrizado a la realidad, esto quiere decir que nos enfocamos tanto en la idea, y en que cumpla con todos los requisitos, que perdemos de vista el cómo debería crearse, compartirse y llevarse a la realidad. Lo anterior, deja de lado la conexión emocional, la visión de futuro y la esperanza; componentes fundamentales para generar compromiso, porque este no surge al entender las razones, sino al sentir intensas emociones frente a la causa.

El reto aquí es comprender que cuando se cuenta con una idea totalmente nueva, no existe suficiente información relevante para analizarla, y esto genera miedo e incertidumbre. Pero no por eso se debe descartar dicha idea; simplemente hay que aprender a confiar en el proceso y validar hasta el cansancio con el entorno. Pues solo este podrá darnos la dirección correcta para el desarrollo de la misma. Recuerde que cuando se prueba que algo va a funcionar, se debe mirar necesariamente al pasado, pero no siempre el pasado será igual al futuro y por eso las pruebas tradicionales que se recogen no resultan ser un buen indicador de éxito.

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Dado lo anterior, la innovación no puede basarse exclusivamente en la creación de nuevos productos y servicios, sino en formas alternativas de obtener ingresos, de producir, de llevarlos al mercado y de generar experiencias. Cuando lo analizamos, esta ha sido la clave del éxito de empresas como Netflix, Uber, Rappi, Airbnb, entre otras. Pero para que estas nuevas dinámicas puedan darse, tenemos que empezar a analizar el valor de las ideas desde otras ópticas; indudablemente es importante analizar su viabilidad y factibilidad, pero hoy en día, la tendencia está en comprender la deseabilidad: ¿Qué problemas resuelve? ¿Qué sentido tienen para el cliente? ¿Qué dolores alivia? Solo así, lograremos crear las conexiones emocionales que se requieren para asegurar el compromiso con su desarrollo. Por tanto, si usted o su negocio está en busca de nuevas ideas, deje su escritorio, salga a la calle y comience a observar y a cuestionar cómo las personas interactúan con su oferta, qué haría su vida más fácil, pero sobretodo comience a cuestionar supuesto de aquello que usted considera que funciona bien porque siempre se ha hecho de esa manera. Deje de lado el juicio y empiece a buscar formas inusuales de ver las cosas y verá que a lo largo del proceso ya tendrá tiempo de sentarse a criticarlas.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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