Fernando Fischmann

La naturaleza dentro de la ciudades, así es la arquitectura del paisaje

17 Enero, 2024 / Artículos

Articulo recomendado de AD Magazine

Descubre la importancia del paisajismo como una disciplina que arriesga todo por mezclar lo natural y lo arquitectónico.

La arquitectura del paisaje es un poema constructivo de lo natural. Esta disciplina es el puente entre la dupla “naturaleza y espacios exteriores” junto al diseño, y su éxito radica en la belleza de sus obras, llenas de vegetación, espacio público y un compromiso ecológico. Aunque el paisajismo ha tomado relevancia desde el siglo XX, en realidad, ha acompañado a la arquitectura desde la época clásica y, aunque de forma empírica, formó parte del desarrollo urbano de las ciudades.

La presencia de infraestructuras paisajísticas en ciudades, de mayor o menor escala, representa un compromiso por el diseño natural, por eso, es momento de hacer un recorrido por los senderos verdes de la arquitectura del paisaje.

¿Qué es la arquitectura del paisaje?

Así como la arquitectura posee una escala de habitabilidad contenida entre muros, techos y pisos, y el urbanismo, de ciudades, la arquitectura del paisaje resuelve en la escala del espacio exterior y natural. Así, el paisajismo es el diseño y construcción de entornos al aire libre como parte de un sistema inalterable: el medio ambiente y el humano. Por lo tanto, no solo se trata de un diseño de habitabilidad, sino de crear espacios catalizadores que afectan su entorno inmediato, ya sea como complemento a la escala arquitectónica o urbana, e incluso, de forma independiente.

La arquitectura del paisaje diseña espacios públicos en un diálogo con la naturaleza, y a esta combinación se le denomina infraestructura. Pero este término no debe ser visto como una estructura únicamente física, más bien, es un conjunto ambiental, cultural, social, y por supuesto, constructivo. Los parques, la rehabilitación de ríos o cuerpos hídricos que fueron entubados, plazas, reservas ecológicas, algunos centros culturales (dependiendo de su escala y programa), hasta huertos urbanos y jardines tienen como agente rector al paisajismo. Dicho en otras palabras, la arquitectura del paisaje es la creación de macro o micro ecosistemas, pues se concentra en diseñar con los recursos naturales, como la vegetación, el agua y la tierra, siempre añadiendo el componente social y las interacciones entre los sujetos que lo componen.

Origen e historia de la arquitectura del paisaje

A pesar de que el término “arquitectura del paisaje” fue introducido en 1828, por Gilbert Laing Meason, en realidad ha sido utilizada desde la época de los griegos y romanos, aunque con un sentido más espiritual que en la actualidad. Los romanos recurrieron al paisajismo con la llamada domus, es decir, la casa. Para ellos, el patio central era un elemento tanto distributivo como significativo, por ello, el agua lo jerarquizó; grandes estanques con agua de lluvia, que simbolizaban pureza, creaban atmósferas de tranquilidad y descanso, además, la vegetación fungía como elemento ornamental. Fuera de la domus, las ciudades estaban trazadas entre senderos escoltados con hermosas columnas clásicas y árboles.

En el Renacimiento, época en la que la belleza tomó mayor relevancia que en la Edad Media, los proyectos paisajísticos fueron escalados a grandes porciones de terreno. Si bien no fueron parques o plazas, el concepto fue claro: utilizar a la naturaleza para diseñar espacios exteriores con múltiples capas sensoriales. Así, se crearon diferentes estilos, como el italiano que, debido a la abrupta topografía de la región mediterránea, optó por formar plataformas a modo de terrazas, o el francés, que apostó por abandonar el verde y se adentró en los colores vivos de las flores y las combinó de acuerdo a las estaciones, para siempre tener un toque colorido entre sus jardines. El barroco, a pesar de contradecir a la estética renacentista en términos arquitectónicos, continuó con la tendencia en el paisaje, como el, aún conservado, Jardín de Versalles. A pesar de que Italia, Francia y España dominaron el paisaje hasta el siglo XVIII, el neoclasicismo le otorgó la oportunidad a Inglaterra de destacar en la escena. La construcción de villas estuvo acompañada de grandes diseños de landscape; éstos redefinieron el sentido del jardín a un espacio burgués fuera de los límites arquitectónicos. Las obras de la escritora Jane Austen están inspiradas en estos grandes páramos ingleses.

Durante el siglo XIX y XX, la arquitectura del paisaje dejó de estar limitada y, en cambio, comenzó a tener un carácter público. En Estados Unidos y Canadá, la idea de construir grandes parques que abastecieran la necesidad de sus ciudades lideró la lista de proyectos. El ejemplo más claro y conocido es Central Park, en Nueva York, que fue diseñado y construido por Frederick Law Olmsted. Sin embargo, con el crecimiento de las ciudades, los proyectos de arquitectura del paisaje fueron disminuyendo, hasta que la necesidad de equilibrar a la construcción impulsó a la planeación contemporánea a incluir de nuevo espacios públicos y en sintonía con lo natural.

¿Cuáles son los elementos de la arquitectura del paisaje?

La arquitectura de paisaje es multidisciplinaria. Para el paisajismo es imposible sobrevivir sin sus ramas hermanas, la arquitectura y el urbanismo, pero no son las únicas herramientas en las que se basa. Por ejemplo, un paisajista debe saber sobre botánica. La botánica es vital para crear micro ecosistemas, para entender qué especies vegetales conviven entre sí o bajo qué climas y condiciones sobreviven, además, es el medio de conservación para evitar plagas o favorecer el crecimiento óptimo de la paleta vegetal. Por otro lado, la biología complementa a la botánica, tanto para la vegetación como para la fauna, si es que hubo inserción de especies animales, o para el saneamiento correcto de cuerpos de agua.

Otro elemento necesario para la arquitectura del paisaje es la topografía; sin la topografía no hay arquitectura del paisaje. Esta disciplina es, literalmente, la base de todo, porque estudia el terreno a través de sus curvas de nivel, desde su forma original hasta las posibles transformaciones de acuerdo a las necesidades del proyecto. La hidrología, sobre todo en proyectos de rescate, también es imprescindible, ya que ayuda a crear ecosistemas e infraestructuras. La ingeniería civil, por supuesto, es básica para la construcción de estos espacios públicos, pero la sociología, la política, y hasta la psicología son otras de las disciplinas utilizadas por la arquitectura del paisaje.

El paisajista James Corner fue pionero al crear diagramas de diseño. A diferencia de los diagramas arquitectónicos de relaciones y de funcionamiento, los de paisaje son herramientas que reúnen todas las disciplinas de forma abstracta. Por ejemplo, Corner fue capaz de explicar la infraestructura de un proyecto a través de la botánica, la biología, la ingeniería, arquitectura y urbanismo en un solo diagrama.

¿Dónde estudiar arquitectura del paisaje en México?

Actualmente, las únicas universidades donde se puede estudiar la carrera de arquitectura del paisaje es en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). En la UNAM es necesario cursar un año de arquitectura y después presentar un proceso de selección.

Sin embargo, existen maestrías, diplomados y hasta doctorados en la Universidad Autónoma de Nuevo de León (UANL), Universidad Montrer (UNIMO) y Universidad de Xochicalco.

Arquitectura del paisaje en el mundo

Estos son los proyectos de paisaje más importantes en la época contemporánea por su impacto positivo a su entorno, así como por la preocupación de crear ecosistemas dentro de la ciudad.

Paseo Copacabana

Brasil

Roberto Burle Marx fue un artista brasileño que dejó la escala escultórica de sus obras y se trasladó hasta el paisajismo; así, fue el autor de múltiples obras en su natal Brasil, y alrededor del mundo. Con una mente formaba en las bellas artes, para Burle Marx fue fácil extrapolar sus plasticidades y exóticos colores a sus proyectos urbano-paisajísticos, en suma con su inclinación naturista y orgánica.

Su proyecto más conocido es la intervención que tomó lugar en las costas de Río de Janeiro, en donde el piso del paseo marítimo se transformó en un atrevido mosaico. Las olas del mar se quedaron impregnadas en el Paseo Copacabana, y a pesar de haber sido construido hace más de 50 años, aún se mantiene como el referente latino de la arquitectura del paisaje.

Río Cheonggyecheon

Corea del Sur

El problema de la urbanización sin guía es que, eventualmente, se cometerán errores, por ejemplo, entubar ríos y construir vías encima de ellos. Sin embargo, nunca es tarde para dar un paso atrás y rehabilitarlos, además, una ciudad que prospera es la que está preocupada por darle espacio público a sus habitantes, tal como se hizo en Seúl, Corea del Sur.

El Río Cheonggyecheon es una exitosa y replicada intervención, que eliminó por completo una vialidad primaria, para traer de vuelta su cauce natural. Pero no fue todo, también se incluyó un programa que contempló la vivencia del río a través de escalinatas, áreas de descanso y huellas flotantes; la resiliencia del proyecto es que ninguna de las micro intervenciones impide el crecimiento del caudal del río, así que, en caso necesario, el agua inundará dichas áreas sin comprometerlas. Naturalmente, la rehabilitación atrajo a los coreanos y provocó que quisieran convivir con su testigo hídrico.

High Line

Estados Unidos

Nueva York siempre se mantiene en la vanguardia del diseño, y con el High Line trajo de vuelta al paisajismo. 46 años después de la construcción del parque más famoso del mundo, Central Park, este proyecto recuperó una línea ferroviaria abandonada y, con creatividad e inclinación por lo natural, la transformó en un parque lineal elevado de más de dos kilómetros de extensión.Este proyecto estuvo a cargo de James Corner Fields Operations, el estudio del paisajista impulsor de los diagramas generativos de proyectos en el exterior. En este caso, tanto en el diagrama como en el proyecto se contempló una línea vegetal que proporciona respiro a los neoyorkinos entre el concreto y ladrillo de los edificios modernos de Manhattan.

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