Fernando Fischmann

La guerra de la innovación

12 Septiembre, 2016 / Artículos

Estados Unidos es uno de los países más innovadores del mundo. La innovación está en el ADN de la economía del país. El progreso tecnológico y el espíritu empresarial le han permitido hacerse con el liderazgo mundial en la medicina, la aviación, la agricultura, la biotecnología y la energía. Pero según varios estudios esta supremacía podría ser sobrepasada por China en menos de una década. Asia come terreno a Occidente, también en materia de innovación.

Durante décadas, el compromiso del Gobierno de Estados Unidos para la I+D ha oscilado entre el 2,5% y el 3% del PIB, según datos de la Fundación Nacional de Ciencia.

En concreto, el año pasado el Gobierno federal destinó una partida de 135.000 millones de dólares a innovación y desarrollo, algo más que en 2014, pero tan sólo supone el 8% del total de la inversión en I+D en el país. Esto se debe en parte a la Ley de Control de Presupuesto de 2011, que recorta el gasto federal para ajustarse a la inflación.

El 50,5% del dinero va destinado a laboratorios de investigación, universidades (un 13% del total) y organizaciones gubernamentales como la Administración del Aire y el Espacio, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica o la Agencia de Protección del Medio Ambiente, entre otras.

La mayor parte de la financiación se origina en el sector privado. De hecho, el gasto de las empresas estadounidenses aumentó un 6,7% en 2014, el mayor incremento desde 1996, según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Y los resultados son visibles. Las compañías privadas están detrás de un 80,2% de las patentes en ciencias de la vida y tecnología de la información y han conseguido ser galardonadas con decenas de premios en I+D.

Por su parte, los programas de investigación académicos estadounidenses siguen liderando el ránking mundial y representan alrededor del 60% de toda la investigación básica en el país. En cuanto a la financiación también destaca el programa SBIR (Small Business Innovation Research) que invierte en proyectos I+D con fondos de 12 agencias federales, entre las que se encuentran el Departamento de Energía, el Departamento de Defensa o la Fundación Nacional de Ciencia.

A pesar de todos los cauces para financiar proyectos de innovación, los investigadores se quejan de insuficientes fondos, o la mala gestión de los mismos que llegan con mucho retraso. También se lamentan de las restricciones regulatorias, como las barreras para la comercialización. Hay quienes piden incentivos fiscales para las nuevas empresas, las asociaciones público-privadas de I+D y las agrupaciones de innovación.

Los expertos dicen que para que la economía de Estados Unidos siga siendo la número uno, se deben poner en marcha más programas que promuevan el espíritu empresarial y la innovación en los niveles locales, estatales y federales, comenzando con la enseñanza en las escuelas. Porque, continúan, “para conseguir un ecosistema de la innovación próspero no solo se requieren dirigentes y empresas con visión de futuro y asunción de riesgos”.

Asia toma protagonismo

I+D en Estados Unidos parecen no ser suficientes para seguir en lo más alto en términos de innovación. Además, muchos expertos sostienen que el espíritu inventivo estadounidense se está debilitando. Para Peter Thiel, cofundador de PayPal, “la innovación estadounidense en las últimas décadas se ha limitado en gran medida a la tecnología de la información y los servicios financieros. Pero, por el contrario, poco ha hecho el país respecto al transporte, por ejemplo, que está como hace 40 años”, continúa Thiel. El gasto en I+D de algunos países de Asia supera los niveles de Estados Unidos. Según un estudio del Instituto Battelle, con sede en Columbus (Ohio), China superará a Estados Unidos en inversión destinada a investigación y desarrollo en el año 2023. Lo mismo cree Rob Atkinson, presidente de la Fundación sobre la Tecnología de la Información e Innovación, con sede en Washington, quien señala que China está aumentando rápidamente su gasto en investigación.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el gasto en I+D de China aumentó del 0,9% del Producto Interior Bruto en el año 2000 al 1,7% en 2009. Durante ese período, el número de investigadores en I+D en Estados Unidos creció menos del 10%. En China, sin embargo, aumentó más del doble.

Algunos países de Asia ya han superado a la mayor economía del mundo en ciertos sectores de la innovación. El continente asiático en su conjunto pone de manifiesto que hay un cambio hacia “el Este”, ya que el porcentaje de solicitudes de patentes no deja de crecer. Desde el 49% en 2004 al 60% en 2014. Mientras tanto, en Norteamérica ha bajado del 25,1% al 22,9%.

Estados Unidos tiene el mayor número de nuevas solicitudes de patentes en nanotecnología e impresión 3D. Y Japón lidera la innovación en robótica, con los fabricantes de automóviles Toyota, Nissan, Honda.

El año pasado China superaba ampliamente a Estados Unidos en el número de nuevas solicitudes de patentes, según la edición de los Indicadores Mundiales de Propiedad Intelectual. Se trata del tercer año consecutivo que el gigante asiático supera a otras naciones. En concreto, registró 928.177 solicitudes de patentes en 2014, seguido por Estados Unidos con 578.802, Japón con 325.989 y Corea con un total de 210.292.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

 

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