Innovadores sociales: obsesionados por la energía alternativa e infinita
7 Agosto, 2015 / ArtículosUn motor que genera energía infinita. Una máquina para purificar el aire y convertir la contaminación en combustible. Una mutación genética para que los árboles de la ciudad por la noche se conviertan en luminarias. Un sistema para transformar el calor que calienta el techo de los colectivos en energía para su desplazamiento.
Si te pidieran una idea para cambiar la historia o para hacer del mundo, o al menos de tu ciudad, un lugar mejor… ¿cuál sería? A juzgar por las propuestas que surgieron en los últimos concursos de innovación social, los argentinos estamos obsesionados por buscar sistemas alternativos que nos permitan abastecernos de energía. Los reiterados cortes cada vez que se registra un pico de consumo, aparentemente, han instalado la necesidad de repensar el tema y de buscar fuentes alternativas. Y la fantasía de un sistema de energía “infinita”, que se genera una vez y se retroalimenta a partir del movimiento, casi para siempre, es como buscar el elixir de la juventud eterna.
En los concursos regionales o de innovación social que se abrieron en el último tiempo, como el de History Channel, Una Idea para Cambiar la Historia, o Soluciones para el Futuro, de Samsung, los argentinos han tenido una interesante participación al presentar ideas que, consideran, pueden hacer la diferencia. Incluso en el #VosLoHacés”, la convocatoria que lanzó el gobierno porteño para buscar ideas que se transformen en mejoras concretas para los vecinos, la participación superó las expectativas y convocó hasta a personas que viven en otras ciudades del país.
Hace un mes, la señal de cable History Channel impulsó la segunda edición del concurso Una Idea para Cambiar la Historia (www.tuhistory.com/1idea), que entregará un premio de un millón de pesos para que el ganador financie su proyecto. Se espera una gran participación de argentinos, ya que si bien se trata de un concurso para todo América latina, los emprendedores nacionales fueron en la edición anterior los que más cantidad de proyectos e ideas presentaron, junto con México y Colombia. De las 5842 ideas “para cambiar la historia” que se presentaron al concurso, 909 nacieron en la Argentina, según apuntaron los organizadores.
¿Qué proponen los argentinos para cambiar la historia?
Al analizar el casi millar de proyectos argentinos, es evidente la obsesión por buscar canalizar el uso de la energía del viento, del calor y del movimiento para suplir las deficiencias del sistema energético.
Hay tres factores que los jurados tienen en cuenta para elegir a los ganadores. Uno es el impacto social de la idea. El segundo es sus sostenibilidad a lo largo del tiempo. Y el tercero, según explicó Miguel Brailovsky, gerente general de History Latinoamérica, es que la idea sea replicable en otros contextos.
“No hay que pensar la idea como algo independiente de la vida de quién la propone. Esperamos que esa buena idea se convierta en un negocio sustentable para la persona que la impulsa. Ése es el verdadero desafío de la innovación social. Ideas que cambien la historia a otros y que se puedan sustentar económicamente porque además de hacer bien son una buena inversión”, asegura Andy Freyre, el especialista en emprendedorismo que es el conductor del ciclo de History y a la vez integra el jurado.
También la convocatoria de innovación social que lanzó el gobierno porteño para jóvenes desde los 16 años hasta los 35 tuvo una gran repercusión. El concurso #VosLoHacés, en su segunda edición, propuso a los vecinos presentar proyectos para conseguir que su ciudad sea un lugar mejor. Este año se recibieron unos 1200 iniciativas, que fueron sometidas, primero, a tres jornadas de cocreación, esto es, encuentros en los que todos aquellos que propusieron una idea la sometieron a la mirada de otros 700 jóvenes participantes para depurar y trabajar entre todos no para competir, sino para pulir la ideas y dejar que surja la mejor. Después, los proyectos fueron sometidos a la votación popular por Internet, de la que resultaron 96 semifinalistas y en una segunda etapa, quedaron 30 finalistas. Y hace tres semanas finalizó, con tres ganadores. Matías Logascio, de 28 años, fue junto con sus tres amigos uno de los finalistas. Ellos habían diseñado el “ecogenerador para bici” que transforma el movimiento de la bicicleta en energía eléctrica que permite cargar el celular y alimentar un farol LED para iluminar el camino. “A partir del movimiento de la rueda, se carga una batería. Ilumina una luz LED y carga el celular. La novedad es que el dispositivo genera energía sin ningún contacto. Está en el aire. Lo montamos sobre el freno. Cuando gira la rueda se activa el dispositivo”, explica Matías, que obtuvo una beca de la Escuela de Negocios de la Universidad Austral para desarrollarlo.
“En la vida hay un factor que es inevitable, que es el desplazamiento de la población a sus lugares. Yo pensé cómo se podía aprovechar ese desplazamiento para generar energía y así fue como surgió la idea de la alfombra generadora de electricidad. La idea es una alfombra de un espesor delgado que por aplastamiento genera una reacción eléctrica”, explica Fabián Esquerro, que vive en Mendoza y participó en la primera edición del concurso Una Idea para Cambiar la Historia. Aunque no resultó finalista..