Fernando Fischmann

Innovación y sostenibilidad: claves en la cadena de valor

7 Junio, 2016 / Artículos

La necesidad de implementar la tecnología en todos los ámbitos es algo ineludible en nuestro día a día. En un entorno en el que la conectividad marca el ritmo de la vida cotidiana es imprescindible que tanto individuos como empresas en sus respectivos procesos de socialización o producción se adapten a la tecnología y le saquen el máximo partido, ya que es una herramienta al servicio de las personas para mejorar su calidad de vida.

El futuro está aquí y el progreso va de la mano de la tecnología, que avanza de manera incesante. Cabe destacar, a modo de ejemplo, que el usuario actual destina más de 5 horas diarias al smartphone y España es el país de la UE con mayor penetración de estos dispositivos, según recoge el estudio Global Conected Life.

En esta misma línea el informe La Sociedad de la Información en España 2015, llevado a cabo recientemente por la Fundación Telefónica , pone de relieve la imparable evolución hacia la hiperconectividad, ya que se constata que cerca del 80% de la población de entre 16 y 74 años usa Internet en su día a día y casi el total de los jóvenes de entre 16 y 24 años (el 98,5%). Esta tendencia no solo se percibe en los consumidores sino que se hace extensiva al mundo de la empresa y a la industria, motor de la economía.

El Ministerio de Industria presentó hace unos meses el informe La Transformación Digital de la Industria Española que pone de relieve la carrera hacia la denominada cuarta revolución industrial, la necesidad de abordar un nuevo modelo de Industria 4.0. El término se refiere al concepto de “fábrica inteligente” que supone la llegada de la producción informatizada y la interconexión de todos los procesos mediante el Internet de las sosas. La transformación digital aplicada a los procesos industriales revierte en una mayor eficiencia y flexibilidad, puesto que los sistemas de producción digitalizados permiten la optimización de los recursos, una rápida respuesta a los cambios del mercado, y la creación de sinergias en un entorno colaborativo. La optimización de recursos constituye uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria puesto que garantiza un mayor ahorro de costes, y además en esta estrategia de búsqueda de la máxima eficiencia debe primar la visión medioambiental para minimizar el impacto en el entorno del proceso productivo.

El ciudadano de hoy está hiperconectado e hiperinformado, por lo que cuando se relaciona con una marca, además de los atributos o ventajas diferenciales de la enseña, valora su grado de compromiso social.

Es sabido -como muestran múltiples investigaciones- que las compañías que apuestan por la innovación y aplican la tecnología de forma responsable a sus procesos de producción tienen más posibilidades de crecer y ser más competitivas. Cuentan con una ventaja clara respecto a las empresas que no lo hacen y un valor añadido clave para la sociedad como es el respeto al medio ambiente.

Actualmente sabemos que, para que una empresa siga teniendo éxito en las próximas décadas, no basta con que ofrezca productos y precios competitivos, también debe ser respetuosa con el entorno natural y estar comprometida con el futuro de las nuevas generaciones.

Las compañías y los estados deben evolucionar y adaptarse a los retos que plantea la sociedad, estableciendo políticas de producción y reciclaje responsables, en un entorno ultraconectado.

La modernización y la búsqueda de la máxima competitividad pasa por innovar de una forma eficiente, logrando reducir el consumo energético en los procesos productivos y controlando el impacto medioambiental. Así, según el último informe The sustainability Imperative, realizado por Nielsen, las marcas de bienes de consumo con un compromiso probado con la sostenibilidad crecieron más de un 4% a nivel global, mientras que las compañías que no la han hecho todavía crecieron menos de un 1%.

Es el momento de hacer una apuesta decidida por el futuro, por la optimización de recursos y la sostenibilidad, porque los ciudadanos han cambiado y valoran a las marcas en su globalidad, exigiendo mayor capacidad de innovación unida al compromiso social.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

FUENTE

Share

Te puede interesar