Hay un nuevo líder en innovación
22 Septiembre, 2016 / Artículos
La base del comercio por Internet (e-commerce) chino son sus 720 millones de usuarios, el doble de la población norteamericana, y la mayoría (más de 2/3) la integra la nueva clase media, que ya es 64% de la población urbana, con un promedio de edad de 29 años.
El e-commerce es el sector que más rápidamente crece del comercio internacional. Ya es 12% del total – sería 20% en 4 años –, con un alza de 59% anual. El comercio por Internet en la República Popular es ya más de 50% del total mundial y tiende a convertirse en sinónimo de mercado global, al punto que se debilita la línea divisoria entre lo doméstico y lo internacional.
Esto ha creado un extraordinario incentivo para intentar nuevos negocios on-line, y ha desatado una ola de innovación tecnológica con el objetivo de crear nichos en actividades con aditivos específicos (apps) que superan incluso las innovaciones norteamericanas (Facebook, Google, Microsoft).
Las plataformas de compraventa instantánea –Wechat y Weibo, entre otras– son el instrumento utilizado para comprar prácticamente todo online, y esto convierte a las start-ups del e-commerce, de manera inmediata y sin mediaciones, en líderes globales. En esta tendencia se funda la política deliberada del gobierno chino destinada a impulsar la creación de nuevas empresas en el sector privado, en especial startups de alta tecnología. Desde 2009, han surgido más de 40 millones de nuevas compañías, que crecen 21,6% anual, con start-ups que aumentan 57% por año.
El objetivo es lograr que este sector de nuevas empresas eleve la productividad 7% anual (38% combinado hasta 2020), ritmo alcanzado en los últimos 6 años.
Para eso, se ha establecido un fondo de US$320.000 millones, destinado a incentivar la creación y despliegue de nuevas compañías, sustentada en 360 espacios de innovación (hubs) desplegados en todo el país, con especial énfasis en las provincias menos desarrolladas del Centro y el Oeste.
Lo que está ocurriendo en la República Popular no es un fenómeno técnico o estrechamente económico, sino una gigantesca campaña de innovación de masas, sólo comparable por su magnitud histórica al extraordinario siglo XIX en EE.UU., cuando se abrió el Oeste norteamericano.
El punto principal de esta transformación histórica es la conversión del capital privado en la fuerza “decisiva” del proceso de acumulación en China (XIII Plan Quinquenal), ante todo en el aspecto crucial de la inversión de capital, y por lo tanto de creación de nuevas empresas. El año pasado, las inversiones de riesgo en startups (venture capital) alcanzaron a US$20.000 millones y dejaron atrás a las de EE.UU. (US$16.000 millones).
La innovación privada se sustenta en un gasto público de US$ 200.000 millones por año en investigación y desarrollo científico y tecnológico, el segundo del mundo después del estadounidense. Para su despliegue se utilizan los 30.000 PhD en ciencias duras que se gradúan anualmente, cuya valía se revela en que las nuevas patentes de alta tecnología son las primeras del mundo (820.000 en 2013).
Lo que sucede hoy en China es que, tras haber dejado atrás en 2009 la etapa del catch-up (convergencia estructural) con EE.UU., en que absorbió y adaptó a lo largo de 3 décadas la tecnología norteamericana, ahora –arrastrada por el e-commerce– se convierte en líder global de alta tecnología, incluso por encima de EE.UU. en algunos sectores.
Este año, 77% del crecimiento chino es obra del alza de la productividad de todos los factores (PTF), pura innovación. Es lo contrario de lo que sucedió entre 2000 y 2009, en que la PTF cayó más de 30% y representó sólo 20% del auge del PBI. En ese período, el capital que se necesitaba para lograr una unidad de producto era 60% superior al requerido entre 1990 y 2000.
Comienza una nueva etapa de la integración mundial del capitalismo y el proceso de globalización alcanza una etapa históricamente superior.
El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.
