Fernando Fischmann

Gran oportunidad disfrazada de crisis

6 Febrero, 2015 / Artículos

Son varias las olas filosóficas y metodológicas que hemos venido escuchando y recorriendo en los últimos años. Desde la mirada de Valor Compartido, impulsada por Michael Porter y Mark Kramer, hasta el Capitalismo Consciente, expresado por Raj Sisodia junto a John Mackey en su libro del mismo nombre, pasando además por recordar y honrar al movimiento pionero de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

El diagnóstico ha sido cada vez más concluyente: el entorno en el que se desenvuelven las compañías, así como las conductas de sus distintos stakeholders, cambiaron radicalmente y para siempre. La invitación es una sola y la misma: impulsar un quehacer empresarial benigno para todos los grupos de interés, de carácter virtuoso y energizado por propósitos nobles.

El mundo empresarial no debe sentir vergüenza, por el contrario, debe estar orgulloso de crear ecosistemas económicos necesarios y nutrientes, que han brindado en innumerables ocasiones mejoras importantes en las condiciones de vida de millones de personas. Basta ver el ámbito de las comunicaciones, o el avance en la medicina… ¿Dónde estaríamos en estos aspectos si no fuese por la participación e impulso empresarial?

Sin embargo, toca mirar de igual manera, de frente y con valentía, las también numerosas ocasiones en que tentaciones humanas desequilibradas, como la codicia o simples inseguridades propias de las personas, han motivado acciones empresariales abusivas, oportunistas, o ya directamente ilegales, que llevan hoy a una reputación de la actividad empresarial muy deteriorada ante los ojos de la opinión pública.

Empresarios, ejecutivos y todos quienes participan en el quehacer de la empresa tienen hoy una oportunidad muy valiosa y noble: la posibilidad de asumir errores cometidos (parte importante de una reflexión genuina y no cosmética) y acelerar la construcción de un camino de liderazgo distinto, mucho más virtuoso, con crecimiento significativamente más consciente y éticamente sostenible.

Los negocios no son un “mundo sucio” donde todo vale, sino un ámbito más en el que decimos quiénes somos como personas. Los valores que aprendimos en nuestros hogares se ponen a prueba en este dinámico ambiente y nuestro desempeño es mucho más real cuando es virtuoso y no a costa de otros o de nuestros valores.

En Empresas Conscientes, como nuevo movimiento empresarial, genuino, proactivo y transparente, estamos convencidos de que ¡hacer el bien es lo mejor para los negocios! seguiremos compartiendo las experiencias de más y más personas y empresas que han hecho y están haciendo las cosas de manera óptima, ética y siempre buscando el bien común.

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