Fernando Fischmann

¿De dónde vienen las ideas geniales?

14 Abril, 2015 / Artículos
Fernando Fischmann

Las grandes ideas no llegan de la nada sino que se formulan a partir de los estímulos que acumulamos en el cerebro desde que nacemos. La intuición es en realidad la forma en que la mente busca soluciones a nuevos retos combinando los recuerdos que tenemos con los nuevos estímulos que se nos presentan.

Es así que los grandes adelantos no surgen del éter ni de la lluvia de ideas, sino que ya están ahí y sólo hay que buscar una conexión adecuada. Las empresas deben tomar esto en cuenta a la hora de buscar soluciones a los muchos retos que enfrentan en el contexto actual.

El primero en descubrir este proceso de pensamiento fue Eric Kandel. En 2000 ganó el premio Nobel por demostrar que cuando se trata de innovación, todo el cerebro está involucrado, explica un artículo de la revista Expansión del 26 de abril de 2013.

El trabajo de Kandel también muestra que el cerebro humano es el sistema de inventario más grande sobre la Tierra. Desde el nacimiento, el cerebro recibe estímulos, los reduce en componentes más simples y luego los almacena en ‘estantes de memoria’, que están distribuidos por todo el cerebro.

Cuando se le presenta un reto en particular, el cerebro busca alguna conexión con lo que ya está asentado en los estantes de la memoria. Si detecta una coincidencia, los recuerdos se combinan con nuevos estímulos y se siente un destello de intuición.

William Duggan, profesor de la Columbia Business School, descubrió un paralelo sorprendente entre la forma en que ocurre la innovación estratégica y el modelo de Kandel de cómo funciona la mente.

Para explicar este proceso, Duggan acuñó el término ‘intuición estratégica’. El profesor lo explica haciendo referencia al surgimiento de Netflix.

Su fundador, Reed Hastings, se inspiró en cuatro experiencias aparentemente inconexas: la multa de 40 dólares que cobraba Blockbuster cuando se le pasó el tiempo para regresar Apolo 13; las cuotas mensuales de su membresía en el gimnasio local; su experiencia con los pedidos web en Amazon, y una conversación con un amigo que le habló del DVD, una nueva tecnología de Japón, que era mucho menos voluminoso que los videocasetes de Blockbuster.

Hastings hizo conexiones aleatorias entre cosas que están a simple vista para descifrar un reto estratégico particular.

Para innovar, crea un mapa y olvídate

1. Ten un reto específico en mente: Este punto es tan obvio que muchas compañías lo pasan por alto. El reto estratégico que elijas debe ser uno que exija la verdadera innovación a un reto sin solución aparente.

2. Busca la solución: Con el problema en la mano, inicia la búsqueda de posibles soluciones al responder a esta pregunta: para cada parte del desafío, ¿quién más ha resuelto una pieza del rompecabezas?

El objetivo es crear el mayor inventario posible de precedentes que sean pertinentes para la solución del reto. A esto se le llama “el inventario de lo que funciona”. Cuanto mejor y más grande sea la lista, más probable es que contenga el conjunto crítico de puntos que se pueden conectar para producir una gran innovación.

En este punto es clave tomar en cuenta que la innovación estratégica no se encuentra observando las mejores prácticas dentro de tu propia industria, debes observar las buenas y malas prácticas del ecosistema de negocios en general.

3. Entrena tu ‘lado creativo’: Comienza por armar una mesa de precedentes del inventario de lo que funciona que ofrezca una gama de soluciones probadas para cada pieza del rompecabezas de tu reto estratégico.

A esto Duggan le llamó ‘matriz de percepción’, donde la primera columna enumera los componentes del reto estratégico que deben abordarse, y las filas muestran una serie de empresas y precedentes que aplican a esos componentes.

En este momento es donde entra la creatividad para buscar conexiones entre los precedentes de la matriz de percepción y así encontrar una idea innovadora.

Un último aspecto a tomar en cuenta es que la recombinación inteligente surge cuando la mente está relajada.

A veces incluso debes desechar completamente el problema. El proceso a menudo implica una repetición desordenada y frustrante. Y crear la presencia de ánimo y las circunstancias para activar su yo inconsciente no es una disciplina fácil.

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