Fernando Fischmann

Criterios para la innovación

21 Octubre, 2014 / Artículos

Un proceso de innovación es complejo y, además, no estamos demasiado habituados a él. Uno de los motivos de su complejidad radica en que los criterios que debemos utilizar en cada etapa pueden ser diferentes y conviene tenerlos claros en cada momento.

Es muy importante empezar todo proyecto de innovación con un desafío claramente definido. Para ello, normalmente, seleccionamos algún área de problema con la que se encuentran los clientes o usuarios en la utilización de un determinado tipo de producto o servicio. En esta etapa inicial, el punto de referencia esencial, con el fin de elegir el problema adecuado, puede ser simplemente el grado de relevancia que le otorgan los clientes.

En una etapa posterior, cuando entramos en la experiencia de los clientes, centrados en ganar empatía, necesitamos ser capaces de clasificar las diferentes observaciones a realizar. En este caso, la pauta clave es el grado de sorpresa que surge de dichas observaciones. Es increíble lo creativa que puede ser la gente en su ingenio para satisfacer necesidades no cubiertas por los productos o servicios existentes.

Al mismo tiempo, conviene comprender en profundidad cuáles son los pensamientos y sentimientos que experimentan los clientes en el uso real de productos y servicios. Hay que acercarse a ellos e interesarse por sus opiniones. La selección de los mejores pensamientos, o sentimientos, debería basarse en el criterio de lo inadvertidos que éstos pudieran pasar: cuanto menos obvios sean, mejor. Las oportunidades innovadoras que se basan en revelaciones poco obvias suelen tener mayor potencial.

Precisamente, la generación de ideas se enfoca teniendo en cuenta esos pequeños descubrimientos que provienen de los clientes o usuarios. Al realizar una tormenta de ideas, debemos definir asimismo un criterio de selección. El principal punto de referencia es el potencial grado de satisfacción que pueda derivar de la solución elegida. Además, en un segundo lugar debemos elegir en función de otras pautas específicas, como son la viabilidad técnica y la económica.

En los momentos de experimentación de soluciones ponemos en marcha el test de comportamientos esperados de los clientes. En esta fase, el criterio de selección de los comportamientos se basa en su criticidad para la aceptación de la solución por parte de los clientes. Finalmente, en la etapa de prototipos, queremos asegurar la usabilidad de los mismos con el fin de que puedan ser probados adecuadamente por los clientes.

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