Fernando Fischmann

Cooperación, innovación y oportunidades para Pymes

5 Febrero, 2016 / Artículos

La magia del momento se sentía en los pasillos. La excitación en los ojos de la gente. La tinta de la historia en cada borrador del texto. Jamás, en los eternos 23 años del complejo proceso de negociación de la ONU en torno al cambio climático, se habían dado unas condiciones semejantes para alcanzar el deseado acuerdo. Allí estábamos todas. El Movimiento por el Clima en su totalidad, con más fuerza que nunca. En París, en la Ciudad de la Luz. Los 150 presidentes de gobierno que se congregaron para evidenciar su apoyo a la causa; las organizaciones de la sociedad civil que movilizaron a cientos de miles de ciudadanos alrededor del globo; los alcaldes de las principales ciudades mundiales intercambiando buenas prácticas reales; los millonarios inversores decididos a poner la pasta en un modelo de desarrollo distinto; los diplomáticos negociadores trabajando noche y día en busca del consenso; las grandes empresas apostando por la innovación y las tecnologías limpias; e incluso las Pymes y emprendedores que, desde nuestra pequeña escala pero enorme red, aportamos soluciones económicamente viables y socialmente empoderadoras a los retos derivados del cambio climático.

Y lo hicimos. Entre todos, sumando y buscando siempre lo común, fuimos capaces de trazar un camino que nos permita preservar y proteger nuestro único y común planeta. El Acuerdo de París, adoptado en la Cumbre del Clima COP21 el pasado 12 de Diciembre de 2015 en la ciudad cuyo nombre porta es un hito extraordinario. Un pacto universal, ambicioso, vinculante, duradero y sin embargo flexible, cocreado y firmado por 196 países de las Naciones Unidas. Fija un claro objetivo de mantener el incremento global de temperatura por debajo de 2 grados centígrados respecto a niveles preindustriales; aspirando al límite más ambicioso de 1,5 respaldado por la ciencia y los países más vulnerables en aras de evitar los impactos más devastadores. 196 naciones comprometidas a actuar de manera determinante, con urgencia y en base a su responsabilidad compartida pero diferenciada. En palabras de Ban Ki-moon, secretario general de la ONU: “Entramos en una nueva era de cooperación global, con todos los países del mundo comprometiéndose a reducir emisiones, reforzar la resiliencia y actuar conjuntamente. Lo que una vez fue impensable ahora es imparable”.

No es un acuerdo perfecto, ni mucho menos, como muchas ONG resaltan y el mismo Obama admite, ya que, entre otras cosas, los compromisos nacionales de reducción de emisiones adquiridos nos llevarían a un calentamiento posiblemente muy superior a lo deseado. Sin embargo, su estructura flexible permite a los países aumentar sus compromisos progresivamente según aparezcan nuevas soluciones y tecnologías. Pero sobre todo, el hecho de fijar un objetivo ambicioso a largo plazo dentro de un marco legal internacional, permite establecer un entorno ideal para que un cambio verdaderamente transformacional tenga lugar. El Acuerdo de París envía la clara e inequívoca señal a gobiernos, inversores, instituciones financieras, emprendedores, innovadores y sociedad civil de que la transición hacia una economía neutra en carbono y basada en energías limpias y renovables es desde ya prioridad máxima de todos.

La Revolución comienza ahora

Básicamente, la economía mundial debe alcanzar emisiones netas nulas de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de siglo, cuanto antes, con un modelo energético basado en su totalidad en energías renovables. Una revolución es necesaria para acometer semejante transformación en tan corto período. Sí, nuestra civilización tiene mucha inercia, pero también unos medios y una capacidad fenomenal de superarse y reinventarse. Es posible. Ya lo hemos hecho antes. Lo hemos hecho en el Espacio, siendo capaces de poner a un ser humano en la Luna en menos de una década de carrera espacial, de descubrir planetas habitables fuera de nuestro sistema solar, o de erigir una complejísima Estación Espacial Internacional entre agencias espaciales de cinco países. La cooperación global es el camino hacia el bien común, la herramienta la innovación. Inspirado en las misiones Apollo de la NASA, se ha creado Mission Innovation, un programa compartido entre una gran diversidad de países que apuesta por la convergencia en pro de una aceleración dramática de la innovación en energía limpia, tanto desde el sector público como privado.

Para cambiarlo todo necesitamos a todas

Si la innovación representa un lado de la ecuación, el otro es sin duda la demanda social. La presión de millones de ciudadanos exigiendo acción real a sus gobiernos, y liderando con el ejemplo de sus propios modos de vida sostenibles. El rol de la sociedad civil durante todo el proceso ha sido crucial. El Movimiento por el Clima nació en Copenhague (COP15, 2009) cuando ONG de orígenes muy diversos se unieron bajo la bandera climática y el eslogan Para cambiarlo todo, necesitamos a todas. Y creció y creció, según ciudadanos de todos los rincones y culturas, incluidas minorías y comunidades vulnerables, apoyando una gran variedad de causas sociales y ambientales, se unieron enlazando sus propias aspiraciones de justicia, equidad y paz, con el cambio climático. “Justicia Climática”, clamaban al unísono, desde las arenas bituminosas de Canadá hasta los pabellones de la COP21 en París. Y su voz se escuchó, ya lo creo que sí.

Faltaba sin embargo un actor importante, las Pymes y emprendedores. Las empresas suelen están bien representadas en estos foros, como bien fue el caso de París (véase la iniciativa RE100 por ejemplo), aunque la mayoría de las veces este papel queda en manos de grandes multinacionales. Una semilla de cambio se pudo ver en la COP21 en este sentido: en un evento paralelo oficial de la UE, GreenEcoNet, un proyecto financiado por la Comisión Europea y liderado por un consorcio de entidades y centros de investigación punteros en economía verde, realizó una llamada a Pymes sostenibles y ecoemprendedores de toda Europa para participar y compartir sus soluciones al reto del clima, así como sus necesidades para el escalado de su impacto. El 9 de Diciembre de 2015 a las 18.15, en la Sala Luxemburgo del Pabellón Europeo de la COP21, GreenEcoNet organizó su 5° Workshop Temático Oportunidades y retos para las PYMES en la implementación de la visión de la COP21. Ecopreneur.eu —la Alianza Europea por una Economía Sostenible—, Greenbiz y Entreprendre Vert sus partners en España y Francia respectivamente, respondimos con placer a la llamada y contribuimos activamente en el taller, trayendo con nosotros la voz de las más de 1.500 Pymes y profesionales de la economía verde que forman parte de nuestra red europea. Tal y como anticipamos en este artículo, los ecoemprendedores tenemos mucho que decir en relación con la mitigación de emisiones de CO2 y la adaptación a los impactos del cambio climático. Aportamos empleos verdes de calidad, desarrollamos soluciones locales de economía circular, empoderamos comunidades locales e individuos hacia estilos de vida sostenibles, y fomentamos las condiciones necesarias para la existencia de democracia real, cohesión social y paz. Para alcanzar dichas metas precisamos recursos e impulso en torno a ciertas áreas como son, fundamentalmente: promoción, networking, legislación apropiada a todos los niveles, acceso a financiación, mercados de consumidores ecoconcienciados y oportunidades de internacionalización.

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