Fernando Fischmann

¿Cómo se entrena a los innovadores para entrar al mercado?

20 Mayo, 2016 / Artículos

Tener una buena idea no basta para conseguir que un producto o servicio sea exitoso. Por eso, emprendedores e innovadores asisten a los bootcamps o talleres en los que se preparan para desarrollar sus proyectos.

Campo de entrenamiento. Esta es la traducción literal de BootCamp. El término se acuñó primero entre los militares que llamaban así a los entrenamientos físicos que hacían antes de reiniciar sus actividades o misiones, pero en el mundo de la innovación y el emprendimiento se trata de un tiempo de entrenamiento en el que se entregan herramientas para que el dueño de una gran idea o proyecto pueda llevarla a la realidad del mercado y no quedarse solo en el intento.

Las herramientas incluyen aspectos técnicos, legales, administrativos y habilidades blandas como presentar y exponer la idea, hasta la conformación de grupos multidisciplinarios.

Para Francisco Pizarro, subdirector de Investigación e Innovación de la Escuela de Ingeniería de la UC, los bootcamps son importantes a la hora de pasar de la idea o concepto al producto o servicio final, “es darle a los innovadores un mentoreo de buena calidad para el tránsito al mercado”.

Desde su experiencia señala que muchas veces los innovadores no tienen herramientas de negocio, no saben vender sus ideas o proyectos. Los bootcamps sirven precisamente para armar un negocio de valor alrededor del proyecto en el que se trabaja. “La idea de los bootcamps es ayudar a planificar los pasos a seguir. Igual que un niño que está aprendiendo a caminar. Te paras, te golpeas, te duele, te paras de nuevo y avanzas. La idea es no sufrir tanto dolor y pararse más rápido para seguir avanzando”, explica Pizarro.

Rocío Fonseca, directora ejecutiva de Start-Up Chile, programa de Corfo que busca convertir a Chile en el polo de innovación y emprendimiento de América Latina, explica que los bootcamps buscan enseñar algo y en el caso de la iniciativa que dirige, éstos dependen de la fase de desarrollo en la que se encuentren los participantes y la línea de financiamiento a la que estén postulando. En el caso de “The S Factory”, por ejemplo, se trata de un programa de pre-aceleración de startups de mujeres. Aquí, los talleres se realizan durante tres meses y se les entrega herramientas de marketing, liderazgos y prototipos, entre otros.

“Muchos dicen que es imposible presentar tu idea en tres minutos al público. Pero sí se puede. Hay que saber qué hablar, qué no, hacer una presentación”, esto se puede lograr con herramientas que se trabajan en bootcamps, dice Fonseca.

La malla curricular de estos talleres es fundamental, según la directora ejecutiva de Start-Up. Debe incluir aspectos técnicos y también de habilidades blandas que le permitan llevar la idea al mercado. “En cada llamado recibimos unas dos mil postulaciones. Las expectativas que tienen las personas son súper altas. Para nosotros es un desafío tener siempre a los mejores mentores, speakers, que son tendencia a nivel mundial”, insiste Fonseca.

Trabajo en grupo

La modalidad grupal también es una ventaja de los bootcamps. “A veces los problemas son comunes entre grupos distintos por lo que se hace una aprendizaje común entre los innovadores”, dice Pizarro.

De la misma idea es Enrique Fernández, profesor de emprendimiento en la U. Católica y en la U. del Desarrollo. También es mentor y coach de la incubadora Chrysalis y del fondo de inversión Magma Partners. Con más de 10 años de experiencia en el mundo del emprendimiento señala que los bootcamps son instancias donde hay emprendedores como asistentes “lo que permite reflejarse en los problemas de otros y en conversaciones mucho más abiertas”. “Cuando los talleres están orientados en etapas tempranas de desarrollo de los proyectos, responden a la pregunta de qué hacer cuando tengo idea. Entregan a esa idea o proyecto, herramientas en forma sistemática”, cuenta Fernández.

“El 90% de los emprendimientos falla no porque el proyecto sea malo o no estén los recursos para realizarlo. Falla porque el emprendedor no está listo, los fundadores no resisten la presión y toman malas decisiones”, indica el profesor UC.

En la Fundación Chile, están empeñados en que los emprendedores del portafolio , tras recibir las herramientas básicas sigan participando y conversando sobre los desafíos que enfrentan y las prácticas que les han dado resultados.

El director de Emprende FCh de Fundación Chile, Jamie Riggs, explica que estos eventos de networking o trabajo en red, sirven para “construir una comunidad”. “Creemos fuertemente en el crecimiento de nuestra comunidad de emprendedores, inversionistas (ChileGlobalAngels), mentores y empresas asociadas. Cuando me vine de Silicon Valley a Santiago, una de las cosas que sabía que teníamos que construir era una comunidad que creciera para que, una vez que los emprendedores salieran del proceso de aceleración de negocios, pudieran volver como inversionistas o mentores de una nueva generación”, señala.

Estas reuniones a las que asisten cada dos meses les permiten hacer networking, dice Riggs. “Sabemos que los emprendedores tienen problemas similares de ventas, levantamiento de capital y creación de equipos, entre otras cosas. Estas son oportunidades para que puedan aprender de los otros y no tengan que tomar decisiones basadas en su experiencia en solitario. En parte, el valor de pertenecer a una aceleradora, es acceder a estas instancias y hacer networking de alto nivel; si no se realizaran, no habría comunidad”, explica.

¿Cuáles son los temas más recurrentes? Son básicamente del área de comercial (especialmente ventas),  levantamiento de capital, cómo escalar un producto o equipo, además de estrategias internacionales.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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