Fernando Fischmann

Qué significa economía circular

27 Septiembre, 2018 / Artículos

La economía circular del término inglés circular economy es una estrategia cuyo objetivo es  reducir tanto la entrada de los materiales como la producción de desechos vírgenes, cerrando así bucles,  flujos económicos y ecológicos de los recursos. El análisis de los flujos físicos de recursos proviene de la escuela de pensamiento de la ecología industrial en la cual los flujos materiales son de dos tipos, nutrientes biológicos, diseñados para poder ser acogidos de nuevo en la biosfera sin incidentes, y técnicos, los cuales están diseñados para circular con alta calidad en el sistema de producción pero no están destinados a volver  a la biosfera.

Cada vez escuchamos más a menudo comentarios y referencias a la idea de la economía circular, y no ya sólo como un cambio en el modelo de gestionar nuestros residuos para que no acaben en el vertedero, sino como una especie de paradigma global que afecta a todos los aspectos de nuestras vidas y de nuestra sociedad. Lo cierto es que esta sensación es acertada, porque la economía circular es un proceso transformador que está influyendo en los pilares básicos del sistema económico-productivo.

Es, además, la respuesta más razonable y lógica a una situación de crisis multidimensional que cuestiona los principios del crecimiento económico basado en el uso intensivo de materia y energía, y que hace frente a la grave situación de pérdida de biodiversidad, agotamiento de los recursos naturales y elevada contaminación del aire, el suelo y los océanos, sin olvidar una de sus causas más dañinas: el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero y la aceleración de los efectos del cambio climático.

Si a esto le añadimos que la población urbana se duplicará de hoy a 2050, obtendremos un escenario donde nos resulta urgente comenzar a entender la producción y consumo de bienes desde otra perspectiva más sostenible (incluyendo el territorio como un bien a preservar), porque las ciudades son las causantes de cerca del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero y de más del 70% del consumo de energía. Por ejemplo, una ciudad europea con un millón de habitantes consume al día 11.500 toneladas de combustible sólido, 320.000 toneladas de agua y 2.000 toneladas de alimento, a la vez que emite 25.000 toneladas de C02., 1.500 toneladas de residuos y 300.000 toneladas de aguas residuales.

Principios de la economía circular: Para la Fundación Ellen MacArthur, una de las principales referencias internacionales sobre economía circular, ésta es lo opuesto al actual modelo económico lineal de “comprar, consumir y desechar” que estresa la capacidad del planeta de generar nuevos recursos -agua, energía o materias primas- llevándolo al límite de su capacidad física.  Frente a esta forma de fabricar, de consumir, e incluso de desechar lo que ya no se usa, la economía circular se presenta como una alternativa “reparadora y regenerativa” que “pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento”, en palabras de Fundación Ellen MacArthur, cuyos responsables apuntan a que la economía circular tiene tres principios claves: preservar y mejorar el capital natural, optimizar el uso de los recursos y fomentar la eficacia del sistema.

La definición de esta prestigiosa fundación es una de las más validadas a nivel global, aunque la que ofrece la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) también es muy válida. En ella, se apunta que la economía circular “representa una alternativa fundamental al modelo económico de tomar-hacer-consumir-tirar (lineal) que actualmente predomina. Este modelo lineal se basa en la suposición de que los recursos naturales están disponibles, son abundantes, fáciles de obtener y es barato deshacerse de ellos. Pero esto no es sostenible a medida que el mundo avanza y, en algunos casos, se exceden los límites planetarios.”

Por otro lado, y ya en claves nacional, la Fundación Economía Circular dice que “el objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible”, de manera que también se reduce la generación de residuos.

En realidad, todas las definiciones apuntan en la misma dirección: si sufrimos un agotamiento de los recursos materiales y biológicos, lo lógico es hacer que éstos perduren en la cadena de valor de los productos que fabricamos y consumimos el mayor tiempo posible; es decir, evitar en la medida de los posible que la materia salga del ciclo productivo y se pierda para siempre. Esto, además, hay que conseguirlo reduciendo también la energía necesaria para extraer-producir-transformar-consumir y rebajando las emisiones causantes del calentamiento global.

Proyectos sobre economía circular: Para hablar de proyectos tangibles sobre economía circular, hay que girar la mirada hacia Europea, prácticamente la única región del mundo que tiene ya sobre la mesa una hoja de ruta diseñada para comenzar a aplicar criterios y normas concretas. La Comisión Europea remarca que la economía circular impulsará la competitividad de la UE porque protege a las empresas contra la escasez de recursos y la volatilidad de los precios. En este caso, protección ambiental, salud humana, innovación y mejora de la competitividad se abrazan para definir cómo se quiere que sea la economía europea en las próximas décadas.

La UE también señala que esta nueva forma de consumir y producir crea nuevas oportunidades empresariales y puestos de trabajo a escala local adecuados a todos los niveles de capacidades y, por lo tanto, oportunidades para la integración y la cohesión social.

Para promover este nuevo paradigma, la CE ha lanzado su Paquete de Economía Circular, que ya se está desgranando en estrategias (como la recientemente publicada sobre plásticos) y futuras directivas. En España, también existe ya un primer borrador de la Estrategia Española de Economía Circular 2030 que propone actuar en nueve ejes, entre ellos la producción, el consumo, la gestión de los residuos, las materias primas secundarias o la reutilización del agua.

Economía circular verde, en qué consiste: La economía circular viene a engrandecer la visión que ya se tiene desde hace tiempo sobre la llamada economía verde, aquella que genera puestos de trabajo en sectores relacionados con el medio ambiente y en aquellos vinculados a mejora de los procesos ambientales en cualquier tipo de actividad.

Sin embargo, todo ello no será suficiente sin tener en cuenta características como las que recoge la Fundación Ellen McArthur. Por ejemplo, diseñar los productos para que no generen residuos. Es decir, con materiales biológicos que puedan compostarse después o con materiales técnicos que puedan volver a utilizarse para fabricar otro producto. En este sentido, la nueva estrategia del Plástico presentada por la Comisión Europea se marca como una de sus metas que en un par de décadas todos los productos fabricados sean reciclables al 100%, facilitando su reciclaje y permitiendo reaprovechar sus materiales.

EL OBJETIVO DE LA ECONOMÍA CIRCULAR ES FABRICAR PRODUCTOS 100% RECICLABLES

Esta idea de pensar en qué se puede hacer con las cosas antes de fabricarlas para que se sigan usando después de ser utilizadas para el fin para el que fueron hechas o compradas se llama ecodiseño. Son ya muchas las empresas que trabajan en este campo, porque reduce ostensiblemente los costes de producción, genera productos más competitivos y facilita su reciclaje.

Pero el ecodiseño no sólo se aplica en la producción de productos, por ejemplo de gran consumo. La economía circular también afecta a otros sectores como la construcción (por un lado en el estudios del ciclo de vida de todos los materiales usados y por otro en el propio uso optimizado de los espacios construidos), la gestión del agua (con procesos de mejora y reutilización) o la movilidad (análisis de los costes de un vehículo en relación a su vida útil y los tiempos de uso. Se calcula que un coche está parado el 92% del tiempo de su vida útil).

En este sentido, la innovación, especialmente la tecnológica, la industria 4.0 con el Internet de las Cosas (IoT) y la nueva gestión de la información, a través de procesos de Big Data, están revolucionando la producción de bienes y su posterior consumo y reciclaje. Ya resulta habitual en muchos sectores industriales concebir los productos desde su origen con criterios sostenibles, en el uso y mezcla de materiales, en la reducción de energía y agua en el proceso, en la reciclabilidad del producto una vez finalizada su vida útil, etc.

Las tres erres serán más: La idea del aprovechamiento total de los recursos pasa por usarlos el máximo tiempo posible  a lo largo de su vida, y por ello estamos viendo cómo triunfan los sistemas que nos proponen compartir productos o servicios. Una manera de lograr su objetivo y cumplir los criterios de la economía circular es por ejemplo dar prioridad al alquiler frente a la propiedad, como está ocurriendo en la economía colaborativa o con las empresas de carsharing en el sector del automóvil. Otra manera de poner en marcha esta nueva forma de consumir es hacer que los productos que ya no usamos vuelvan a entrar en el mercado, bien con la misma finalidad bien con otra. Es decir, pueden ser usados para otra cosa distinta de la se pensó cuando fueron fabricados. Estas son propuestas de las muchas “erres” que incorpora la economía circular, concretamente la de reutilizar, reparar o recuperar, que son opciones anteriores a la del reciclaje.

Si la solución pasa por el reciclaje, es clave la participación de la ciudadanía a la hora de separar en el origen, en los hogares, las diferentes tipos de residuos para que puedan ser recogidos y reciclados con mayor facilidad y con una gestión más eficiente. Esto es lo que ocurre con los envases domésticos, el papel-cartón y el vidrio, que ya tienen sus propios circuitos de recogida. Sin embargo, cerca del 49% de nuestro cubo de basura es material orgánico y hoy por hoy, excepto situaciones muy puntuales, este tipo de residuos termina en los vertederos.

Los expertos opinan sobre la economía circular: Navegando por internet con la intención de encontrar voces si no especializadas, al menos sí enteradas y concienciadas con la necesidad de un cambio en el modelo económico, me he topado con un artículo de Carlos Fresneda, para el diario El mundo. En él argumenta los motivos por los que el modelo de economía lineal debe ser desterrado para siempre.

En el artículo, el autor explica cómo la implantación de la economía circular es ya una realidad en países como Ámsterdam, dónde en las nuevas empresas crecientes y también en las más veteranas (Philips, Unilever, Suez o Renault), el sistema reducir, reciclar y reutilizar es el pan de cada día.

Hablamos de pequeñas empresas y startups que han nacido con el sistema de economía circular como base. Y de aquellas que, con años de experiencia, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Empresas con el mismo objetivo a largo plazo que el de cualquier otra: generar ingresos cuidando el medio ambiente, y no a costa de acabar con los recursos del planeta.

Parafraseando al autor: “La economía circular nos obliga a repensar de principio a fin todo lo que hemos estado haciendo en los dos últimos siglos”. Todo lo que, sin duda, hemos estado haciendo mal.

Apunta el periodista en su artículo, que la consultora TNO afirma que la instauración de un modelo de economía circular sustentado en la regla de las 3 R (Reducir, Reciclar, Reutilizar) generaría 7.300 millones y supondría la creación 54.000 empleos en el campo de la economía en los Países Bajos.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

Economía Circular Verde

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