Fernando Fischmann

11 falsos mitos en innovación

29 Octubre, 2014 / Artículos

Mitos:

Yo no soy creativo. Falso. Todos nacemos con capacidades creativas, como todos nacemos con capacidades para leer y escribir. Todos los niños son terriblemente creativos. Se trata de desarrollar esas capacidades y no reprimirlas con miedos y falsos complejos.

El emprendedor nace, no se hace. Falso. El emprendedor se hace. Existen, por supuesto, capacidades innatas, y temperamentos más o menos proclives a la acción. Pero el entorno, la cultura y los referentes sociales y familiares fabrican emprendedores. Dicho de otro modo, entornos y culturas con aversión a la asunción de responsabilidades individuales, al riesgo y a la iniciativa personal, matan el espíritu emprendedor.

La innovación se produce aleatoriamente, y es un proceso impredecible. Falso. La innovación es un proceso organizativo que puede medirse y gestionarse. Las empresas pueden aprender a innovar, aprender de las mejores prácticas y aprender de su propia experimentación.

Para innovar, debo escuchar a mi cliente. Falso. El cliente será escuchado también por todos mis competidores. El cliente pedirá lo mismo más barato, más rápido o con más servicio, pero lo mismo. No es misión del cliente revolucionar la arquitectura dominante de un producto o modelo de negocio. Escuchar al cliente lleva a innovación incremental y evolutiva. Las grandes innovaciones crean nuevos espacios de valor, nuevas necesidades o nuevos mercados no demandados previamente.

Invertir en I+D, en la empresa, lleva al éxito de mercado. Falso. No hay ninguna correlación entre inversión en I+D y éxito de mercado a nivel de empresa. Invertir en I+D genera conocimiento, que puede o no ser útil para el mercado. Aun siendo útil, ese conocimiento debe convertirse en productos, procesos o modelos de negocio de éxito. Para aplicar nuevo conocimiento con éxito (para innovar) se requiere estrategia, organización, márketing y (a veces) I+D. El camino la la I+D al mercado es un camino tortuoso e incierto.

I+D es igual a innovación. Falso. La investigación y el desarrollo tecnológico pueden formar parte (o no) del proceso innovador. Hay innovación que no requiere I+D (nuevos modelos de negocio, nuevos canales comerciales, o nuevas formas de organizarse), e I+D que no revierte en innovación (pues jamás llega al mercado, o se estrella contra éste -no es aceptado por el mismo-).

Cualquier desarrollo tecnológico debe patentarse. Falso. Patentar tiene sus desventajas: hay que describir en profundidad en qué consiste ese desarrollo y registrarlo en un sistema público (visible por cualquier competidor). La administración concede derechos exclusivos sobre esa tecnología (una patente es una concesión legislativa de un monopolio temporal), pero la hace transparente a cualquiera. Algún competidor con habilidad legal podría detectar zonas ambiguas en la descripción de la patente y flanquearla, convirtiendo una batalla tecnológica en una batalla jurídica. Por otro lado, en sectores de rápido cambio tecnológico, la patente puede estar obsoleta una vez sea efectiva. Y, dependiendo de la dinámica de poder en el sector (concentración en uno o unos pocos clientes), éstos podrían requerir la cesión de la patente como condición de compra. Patentar debe supeditarse a una estrategia tecnológica bien diseñada.

La investigación es un proceso solitario. Falso. Se investiga en equipo, tanto en el sector público como en la industria. En investigación los genios solitarios se convierten en cuellos de botella. Los equipos de investigación eficientes detectan de forma creativa y colectiva nuevos gaps en la frontera del conocimiento, constituyen task forces para resolverlos, comparten información y subdividen las tareas de investigación para abordar proyectos más ambiciosos, de forma más rápida y sistemática.

La I+D ocurre en universidades y centros de investigación, y la innovación en las empresas. Falso. Un país es competitivo cuando tiene industrias intensivas en I+D, se desarrolle éste internamente o se desarrolle de forma concertada con universidades y centros de investigación.

La inversión pública en I+D hace que los países sean más ricos. Falso. La URSS era un país líder en ciencia, sin que ésta se convirtiera en innovación ni en crecimiento económico. Para que un país sea rico debe innovar, además de investigar. Y para ello, debe conectar los sistemas científicos e industriales, mediante las políticas adecuadas.

En los países líderes en innovación, el sector público financia investigación básica, y la industria, espontáneamente, la convierte en crecimiento económico. Falso. Los países líderes en innovación lo son porque el sector público financia investigación básica, pero también, selectivamente, investigación consorciada con la industria, orientada a activar proyectos empresariales de alta tecnología.

Fuente

 

Share

Etiquetas:

Te puede interesar