Fernando Fischmann

La innovación dentro de las organizaciones

11 Marzo, 2015 / Artículos

Mucho se habla en la actualidad del aporte que tiene la innovación a las empresas y la naciones, así como de su gran potencial de sumar valor, cambiar la forma en que vivimos, y construir el futuro que hasta ahora tan sólo radica en los sueños de aquellos que logran ver un mundo que aún no existe para los ojos de la mayoría.

Las agrupaciones, programas, premios y financiamientos han crecido en los nichos de emprendedores, y los incentivos a políticas que potencien la innovación y el desarrollo también se ha visto incrementados, incorporando importantes beneficios tributarios, todos los cuales parecen no dar los resultados que se esperan, ni generar una verdadera revolución del conocimiento y la creatividad, que logre impulsar a nuestro país hacia el tan anhelado discurso del desarrollo.

Un país que ha sido premiado en cuanto a sus recursos naturales y que aún sigue anclado en las materias primas y la exportación de commodities, es un ejemplo patente que algunas veces tener mucho y estar falto de inventiva y voluntad puede ser una situación confortable para el estancamiento en los más diversos aspectos que podemos considerar al interior de una sociedad compleja y cada vez más diversa.

Entonces, ¿cómo se hace frente a este desafío?, los incentivos y las instrumentos para hacer un impulso real en la innovación en nuestro país ya existen, aunque aún son insuficientes; los avances tecnológicos con que se cuenta en la actualidad facilitan de forma trascendente la manera en que se puede trabajar y construir las mejoras de aquellos que hoy están soñando los cambios del futuro próximo. Sin embargo, la cultura de nuestra sociedad, de las personas de a pie, y por cierto de nuestras instituciones, trabajadores, empresas y empresarios, no se encuentra a la altura de esta oportunidad que ha permitido a otras naciones dejar atrás el subdesarrollo y dar un salto cuántico hacia un desarrollo sustentable, sostenido y que llegue a todas y todos.

Si las jerarquías organizacionales siguen siendo más importantes que aquello que las personas son capaces de hacer; si equivocarse sigue siendo tan fuertemente castigado; si la experiencia que dan los diferentes oficios, profesiones o experiencias vitales, no las ponemos al servicio de la creatividad y el desarrollo, entonces el crecimiento del que por años hemos escuchado y conversado en la mesa de los domingos, estará siempre un paso por delante nuestro, como aquello que nunca llega.

Para impulsar la innovación debemos estar dispuestos a correr riesgo y dejar a un lado por un instante el comprar barato para vender caro como la única forma valiosa de hacer empresas en Chile. Escuchar a nuestros equipos, sin importar posiciones dentro de nuestros trabajos, impulsar movilidad laboral para quienes tengan el ingenio y la capacidad de llevar simples ideas a realidades indesmentibles, y asumir que parte de crecer y aprender a caminar, conlleva también el caerse varias veces.

El liderazgo de las organizaciones en Chile requiere un cambio de visión, que logre transmitirse a los colaboradores de todos los niveles y, por medio de un cambio institucional tanto público como privado, iniciar la revolución cultural que nos devuelva el poder y los argumentos, de que todas las personas tienen competencias para aportar a la creación de cosas mayores y mejores para todos, y que tan solo requieren dar ese primer paso y contar con un piso firme que les permita avanzar.

Abrir la mente y atrevernos a salir de la caja que nos deja lo justo en el bolsillo, pero nos impide construir un futuro mejor y sostenible en el tiempo, es un desafío cultural, que requiere de la altura de miras suficiente, que permita dejar la mezquindad de “ganar seguro”, para ir tras la generación de valor, de ese valor que hoy podemos ver en otros lugares del mundo, quienes marcan la pauta en desarrollos en las más diversas industrias que cambian la vida de todos nosotros, muchas veces de forma radical. De esa forma, el desafío está en las manos de cada uno de nosotros, de tomar nuevos sueños y construirlos en realidades palpables y que lleguen tan lejos como sea posible.

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