Fernando Fischmann

Innovación: ¿moda o salvavidas?

13 Abril, 2015 / Artículos

En cualquier léxico profesional o académico son comunes las modas de conceptos que empiezan a ser citados una y otra vez hasta la saturación sin que se comprenda en profundidad su aplicación. Este es el caso de la “innovación”.

Generalmente definida sencillamente como cualquier creación o mejora de un producto o servicio, la innovación se ha convertido en una disciplina empresarial imprescindible para poder competir de manera sostenible en el tiempo y, por lo tanto, en un pilar fundamental para el desarrollo económico de una región. El problema es que a la hora de intentar aterrizarla a la práctica en una empresa, muchos se pierden por el camino.

Escuchábamos hace unos días, en la reunión del Foro Económico Mundial en Perú, que Latinoamérica tiene en general cuatro frenos que impiden el desarrollo de la innovación empresarial y todos tienen que ver con una comprensión inadecuada de lo que significa la innovación en la empresa, ya sea por ausencia de información, por prejuicios establecidos como la idea de que ésta cuesta mucho dinero o por resistencia al cambio.

Compartiremos a través de las publicaciones en este blog algunas de nuestras ideas y experiencias respecto a la innovación empresarial, con la idea de aportar a este reto de comprenderla mejor para usarla mejor.

Empezamos en esta ocasión por transmitir tres ideas sobre lo que entendemos por innovación:

1. La innovación significa hacer dinero

Un error común es confundir la innovación con la generación de ideas o con la investigación, que son actividades que consumen recursos. Una frase que resulta muy ilustrativa es: “La investigación es convertir dinero en ideas y la innovación es convertir ideas en dinero”.

Una empresa no necesariamente tiene que invertir grandes cantidades de dinero en un departamento completo de I+D para poder innovar. Las ideas que pueden convertirse en potenciales ganancias a través de nuevos o mejores productos y servicios, o potenciales ahorros a través de nuevos o mejores procesos, se pueden encontrar simplemente habilitando alguno de los activos con los que la empresa ya cuenta.

Se puede habilitar el propio talento interno de la empresa si se le da un espacio y tiempo adecuados para desarrollar sus ideas, o habilitar a sus clientes si se les abre un canal para que participen activamente, o habilitar las relaciones con su ecosistema (universidades, centros de investigación, emprendedores, etc.) si se dan los mecanismos adecuados de colaboración para transferir el conocimiento y aplicarlo.

2. Se puede innovar de muchas maneras

Otro error común es pensar que sólo se puede innovar en el ámbito de la tecnología avanzada y sofisticada. El Manual de Oslo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es la referencia de mayor consenso respecto a la innovación, define hasta cinco ejes en los que una empresa puede innovar:

• Los productos y servicios
• Los procesos
• La forma de organizarse
• La forma de relacionarse
• El método de comercialización

Empresas como Google han incrementado el número de nuevos productos que surgen de ideas de sus empleados, creando entornos de trabajo que estimulan la creatividad y permitiendo que éstos dediquen parte de su tiempo a desarrollar sus propios proyectos.

También es importante enfatizar que la innovación no es nada más la radical, la que rompe completamente los esquemas de una industria. Las empresas pueden aspirar a innovar de manera incremental, transformándose ágilmente para diferenciarse de sus competidores directos y adaptarse a las demandas cambiantes de sus clientes.

3. La innovación es un medio y no un fin

Una empresa es en esencia un vehículo generador de valor, y su fin es producir beneficios de manera creciente y estable para todos sus stakeholders.

Con el tiempo, las empresas han ido adoptando distintas prácticas, que se han convertido en disciplinas estructuradas, como medios para cumplir mejor su fin de generar valor de manera más competitiva frente a otras en su misma rama de actividad.

Conforme se ha hecho común la aplicación de estas prácticas como la productividad (incremento en resultados por recurso invertido) o la calidad (alineamiento estable de los resultados con expectativas del mercado), se han ido convirtiendo en un aspecto sine qua non de la competitividad empresarial.

En el entorno del mundo actual hiperconectado y de cambios continuos, la innovación ha emergido como un nuevo medio que le permite a una empresa ser ágil para transformarse y ser versátil para cumplir su fin de generar beneficios.

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