Fernando Fischmann

Innovación: el partido que debemos jugar radicalmente mejor

17 Agosto, 2017 / Artículos

Recientemente fueron entregados los resultados de una nueva versión del Índice de Innovación Global (GII 2017), donde nuevamente Chile aparece como líder en América Latina. Sin embargo, con respecto al año anterior bajamos del lugar 44 al lugar 46. Si lo comparamos con el ranking FIFA, donde Chile hoy está en el lugar 7, estaríamos bajo Burkina Faso (44). ¿Por qué seguimos “jugando” en innovación como Burkina Faso juega al futbol?

Si esto fuera el ranking FIFA todo Chile estaría horrorizado. Como es el ranking de innovación, solo a unos pocos realmente nos importa. Razones de este nuevo descenso son varias: baja inversión en I+D del sector privado, poco o casi nulo desarrollo de negocios y exportaciones con base tecnológica, escaso número de investigadores en ciencias aplicadas trabajando en la industria. Año tras año, mismo diagnóstico. Parece ser que solo estamos aplicando “mejora continua” a los diferentes indicadores relacionados con nuestro potencial de innovación. El Estado ha intervenido creando incentivos y subsidios para que ocurra el cambio. No ha sido suficiente. ¿Será culpa dela cancha, del DT o de los jugadores?

¿Estaremos jugando en un potrero?

Singapur, número 1 del ranking en el funcionamiento de sus instituciones y 2 en infraestructura, intencionalmente simplificó el funcionamiento de sus instituciones gubernamentales para acelerar la innovación y ser el hub que conecta a Occidente con Oriente. En palabras de su Primer Ministro “nosotros no inventamos el auto autónomo, pero probablemente somos los más rápidos en poder implementar una regulación que viabilice su uso”. Singapur cuenta con una “única capa” de Gobierno que logra gestionar los cambios de forma rápida, con mínima burocracia. Lo anterior les permite generar las condiciones excepcionales para atraer talento e inversión, dos condiciones fundamentales para el correcto funcionamiento de un ecosistema de innovación. En Chile estamos en la posición 41 del ranking en Instituciones y 47 en Infraestructura. Representativo de esto es que llevamos más de dos años discutiendo sobre el funcionamiento de aplicaciones como Uber sin tener aún una normativa clara al respecto. Nuestra burocracia definitivamente entorpece el surgimiento y funcionamiento de innovaciones. Para “mejorar la cancha” necesitamos de instituciones que actúen con rapidez y visión de futuro adaptando rápidamente las reglas del juego para favorecerla innovación en Chile.

¿Será que el problema es el DT?

Por DT me voy a referir a los liderazgos. Hoy no existe una hoja de ruta clara con respecto a lo que debemos hacer como país respecto de la innovación. Menos un plan que indique cuáles son las cosas que hay que cambiar y cuál será el impacto esperado de cada una de esas acciones. Un ejemplo que deberíamos mirar más de cerca es República Checa. Con un PIB similar al de Chile se posiciona más de 20 lugares por sobre nosotros en el GII 2017.¿Cómo lo lograron? En 2004, junto con su entrada a la UE, definieron una estrategia de innovación a nivel país como forma de asegurar su prosperidad económica en el largo plazo.

Como meta se plantearon estar antes de 2020 entre las 20 economías más competitivas del mundo. Entre las razones que la impulsaron a diseñar esta estrategia estaba su bajo número de patentes per-cápita, inversión en I+D de solo un 0,58% del PIB y un limitado número de empresas innovadoras. Trece años después, su principal fortaleza está en los outputs de tecnología e innovación (lugar 14), es decir de los productos, servicios y conocimientos de alto valor que exporta al resto del mundo. Hoy invierten el 2% del PIB en I+D y el 16,7% de sus exportaciones son de alta tecnología. Mientras, en Chile invertimos el 0,39% del PIB en I+D y solo el 0,8% de nuestras exportaciones son de alta tecnología. Hasta donde entiendo, en Chile no existe una estrategia de innovación con el nivel de profundidad y ambición como la creada por República Checa en 2004.

¿Dónde están las estrellas?

Por jugadores me voy a referir a nuestro capital humano disponible. El déficit en educación es uno de nuestros principales problemas a la hora de contar con una masa crítica de empresas con el capital humano necesario para innovar. Un buen ejemplo de esto es el denominado “milagro económico” de Corea del Sur. Cuando la Guerra de Corea terminó en 1953, la nación, destruida por el conflicto, era más pobre que la mayoría de las naciones latinoamericanas.

Frente a esto, hubo consenso en que era necesario apostar por el único recurso que tenían en abundancia: su gente. Educarlos era la clave. Invirtieron con mucha fuerza en educación. Hoy Corea del Sur figura en el segundo lugar del ranking en el ítem capital humano.Son 7 a nivel global en el ranking PISA (Chile está 44) y tienen más de 7 mil investigadores por millón de habitantes. Chile sólo cuenta con 455 por millón. Hoy no contamos con la masa crítica suficiente para sustentar el desarrollo de industrias con base tecnológica. Para igualar los números de Corea del Sur, debiéramos contar con unos 120 mil investigadores. Hoy solo tenemos 7.700.¿Qué podría pasar en Chile si potenciáramos radicalmente nuestro capital humano? Siguiendo con el ejemplo de Corea del Sur, una de sus mayores y más importantes empresas tecnológicas es Samsung. En 2016 lograron ventas por más de 180.000 millones de dólares. Las ventas anuales de Samsung representan prácticamente 3 veces las exportaciones totales de Chile. Puede sonar utópico, pero si lográramos tener en Chile solo una empresa como Samsung y que “solo” facturara 60 mil millones de dólares duplicaríamos nuestras exportaciones.

Esto solo será posible si contamos con una masa crítica de talento preparado para el desafío de generar productos y servicios de base tecnológica con mucho mayor valor que la exportación de commodities. ¿Qué será más complejo? ¿Apostar por crear compañías como Samsung o intentar duplicar todo lo que hacemos hoy en minería, forestal y alimentos?

La innovación es el único camino para que Chile alcance el desarrollo. La ventaja con respecto al fútbol es que muchos más podemos aportar, no siendo simples espectadores de cómo se está jugando el partido. Si te toca ser director de una empresa,exige que ésta invierta más en innovación e I+D como parte de su estrategia de crecimiento. Si te toca estar como gerente de una empresa atrévete a transformar tu negocio, fomenta la vinculación con centros de I+D para el desarrollo de nuevas soluciones y siempre mide rigurosamente el impacto económico que tiene la innovación en tu negocio. Si estás en el Gobierno intenta cambiar en algo toda posible burocracia para que la innovación en nuestro país fluya con mayor facilidad.Dejar de ser el Burkina Faso de la innovación es responsabilidad y tarea de todos.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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